lunes, 23 de agosto de 2010

En la mezquita de la Zona Cero




En la esquina de Park Place con West Broadway, a cien metros de la Zona Cero, las vallas impiden el paso a la calle donde está proyectada la apertura de la polémica mezquita que ha defendido Obama y que otros consideran una provocación por ubicarse en el corazón de los atentados del 11-S. El edificio pasaría desapercibido si no fuera porque un agente vigila la entrada mientras una cámara móvil de seguridad de la policía de Nueva York graba a los viandantes. Imposible asomarse a la puerta. Con cuatro plantas, cualquiera lo confundiría con un inmueble para viviendas y un pub en los bajos.

Es mediodía del domingo y mientras la tormenta escampa sobre la parte baja de Manhattan, un grupo de ciudadanos convierten la esquina de la calle en un escenario improvisado para debatir acerca de la conveniencia de abrir o no la mezquita en ese lugar. Lance Coney, un tipo simpático que sostiene una pancarta en la que ironiza sobre la condición de “buen mulsumán” de Bin Landen, cree que el presidente americano se equivoca al apoyar que precisamente sea allí. Desde esa esquina se ven las gigantescas grúas del gran solar en el que se ha convertido el epicentro de los atentados, otro reclamo turístico de este Nueva York convertido en parque temático. Coney explica su oposición a la idea con un razonamiento sencillo: “Sí, claro que la libertad de creencias es constitucional en este país como dice Obama, pero esos radicales matan en nombre de su religión”, argumenta el hombre tras haber mantenido un intercambio de opiniones con otro tipo barbudo, vestido con túnica, un Corán entre las manos y, por supuesto, defensor a ultranza de la mezquita. De hecho, ha sido el único en poder cruzar las vallas de la calle sin que los agentes le hayan advertido de nada.


“¿Pero no hay otros lugares adonde llevársela?”, se pregunta Coney, al que le parece que el proyecto no llegará a materializarse por la oposición ciudadana. Al menos eso cree él mientras recuerda su única visita a España, durante una estancia en Mijas para visitar a su hermano. Mientras tanto, otro grupo de ciudadanos, entre los que se mezclan algunos con aspecto musulmán, continúan el diálogo, sin alzar la voz y manteniendo siempre las formas. Eso sí, el consenso parece una quimera cuando aluden a la conveniencia de dar o no vía libre a la apertura. Al menos no todo el que hace falta para resolver una cuestión tan espinosa en el Manhattan de hoy.

4 comentarios:

  1. Bien, bien. Un trocito de periodismo en primera línea. Así me gusta.

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  2. Hey, Javi, hoy pateando Brooklyn, cono cuando voy a Aldea Morer pero sin sushi...

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  3. Me alegra ver que tu mente periodística no descansa. Todo este material hay que ordenarlo y editarlo. Tiene calidad.

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  4. Querido amigo, comienzan a aparecer las crónicas periodísticas, las que ya se alejan de los primeros momentos de la sorpresa, la emoción y la novedad. Carlos Ortiz en estado puro, corresponsal de prensa. Y siguiendo la premisa del periodismo americano: ni una crónica sin un entrecomillado.

    Saludos.

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